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lunes, 26 de noviembre de 2012


CINQUECENTO

Me desperté de madrugada. Miré el reloj y eran las cuatro. Sentí sed pero me dio pereza levantarme. Hacía frío y me convencí de que podría aguantar unas horas más. Todavía un poco adormilado, escuché unos ruidos en el pasillo. Al principio pensé que sería Fernando, mi compañero de piso, que a veces se quedaba dormido en el sofá y se iba tarde a la cama.  Me incorporé un poco, miré hacia su cuarto,  situado enfrente del mío, y enseguida escuché sus ronquidos.

Estaba a punto de dormirme otra vez cuando volví a sentir ruidos. Eran como pequeños golpes,  suaves, sigilosos y quizá, precisamente por eso me hicieron sospechar. Durante el curso universitario vivíamos en un apartamento en la playa y durante el invierno éramos los únicos vecinos del bloque, así que estaba seguro de que los ruidos  venían de dentro de nuestra casa. De pronto sentí que unos pasos se acercaban hacia mi habitación, despacio. Me tapé con la manta y dejé tan sólo un hueco para poder mirar un poco. Antes de que pudiera ver nada, los pasos se detuvieron, comenzaron a alejarse y oí ligeramente el sonido de la puerta de la entrada al cerrarse. Todavía un poco desorientado por la hora y por el susto, me quedé un rato despierto, nervioso, sin entender bien si lo que había pasado había sido verdad o un sueño.

A la mañana siguiente, cuando me levanté, Fernando ya estaba desayunando. En el piso todo parecía estar como el día anterior. No noté nada extraño. Le pregunté a mi compañero si había oído algo de madrugada y me dijo que no. Entonces di por supuesto que lo había imaginado y desayuné tranquilamente. Cuando fuimos a coger las llaves del coche para ir a clase, no las encontramos en su sitio, en el cajón de la mesilla del recibidor. Miramos por todas partes durante un buen rato y no hubo manera.  Mientras Fernando seguía buscando, yo tuve una intuición, salí corriendo al balcón, desde donde se veía el lugar donde siempre aparcábamos, y descubrí que el coche ya no estaba.



2 comentarios:

  1. así que no era un sueño, pero un ladrón! Cuando suceden estas cosas es mejor no darse cuenta. Consulte a un ladrón en la casa puede ser peligroso.

    ¡Hola

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  2. Está basado en hechos reales...así que menos mal que, como bien dices, no se levantó al oír los ruidos! El coche apareció unos meses después casi en el mismo sitio de donde se lo llevaron. Qué misterio!!

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