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martes, 6 de enero de 2015

Oporto: viaje imprescindible

La segunda ciudad del vecino país luso recibe al visitante con los brazos abiertos, con una sonrisa y con la seguridad de conocer sus encantos, de saber que, en apenas un paseo, su atractivo se convierte en irresistible para cualquiera. A cambio, la ciudad parece pedir solo una cosa: caminar con los ojos bien abiertos. En Oporto, si pestañeas, seguro que te pierdes algo :)

Oporto son azulejos, gaviotas, fachadas planas, cuestas (muchas cuestas), gente encantadora, modernidad y tradición juntas, tranvías y, sobre todo, río Duero.

La entrada a la ciudad por carretera impresiona y sus altos puentes sobre el agua avisan de la importancia del río, presente en cada rincón.

La Ribeira

Precisamente, La Ribera es una de las zonas más pintorescas. Dar un paseo al lado de río es un auténtico placer, tanto de día como de noche. Desde el centro, desde la Avenida de los Aliados, se llega en apenas 10 minutos. La subida cuesta un poco más...
El paseo resulta de lo más agradable y entretenido porque en Oporto todo es, de alguna manera, sorprendente, y te obliga a estar siempre bien atento. Bajando a la ribera por la noche, por la Rua Mouzinho da Silveira, puedes encontrar lugares como éstos:




Y ya a orillas del río, las vistas nocturnas son maravillosas. Uno de los grandes atractivos de la zona es el Puente de Luis I, inaugurado en 1886. Un proyecto del ingeniero alemán Théophile Seyrig, que fue socio de Gustave Eiffel.



Además de por Mouzinho Da Silva, la bajada a la ribera también se puede realizar por otra de las calles más conocidas del centro, la Rua das Flores. Una bonita zona llena de vida, de comercios, locales y edificios singulares que no hay que perderse:







La Rua Cais Ribeira se muestra distinta por la mañana, así es que aconsejo hacer una visita nocturna y otra diurna para sentir el contraste. Por la mañana, los colores de las casas, del río, del puente, de los barcos, inundan la zona y logran arrancar una amplia sonrisa a quien pasea por allí. Es un auténtico placer:







El puente de Luis I, del que ya he hablado un poco, es uno de los 7 grandes puentes de la ciudad. Por él se puede pasear tanto por la parte baja como por la alta (no apta para quienes sufren de vértigo...). La parte inferior del puente une Oporto con Vilanova de Gaia, otro municipio conocido, sobre todo, por albergar las principales bodegas de vino Oporto. Desde el puente se obtienen unas vistas preciosas tanto de Oporto como de las Gaia: 




Hacer una cata de oporto es una de las citas ineludibles del viaje. Yo la disfruté en las bodegas Calem. Después de una breve pero interesante explicación sobre el vino, te sacan varias copas con distintos tipo de oporto. Aconsejo comer un poquito antes de entrar...
Desde la orilla de Gaia seguí disfrutando de unas vistas maravillosas y de un tranquilo paseo por la zona más cercana al río:





Después de este repaso visual por la zona de la Ribeira, una de las más hermosas de la ciudad, continúo con nuestro viaje porque no sólo de Duero vive Oporto.

Zona centro Oporto: La Baixa

En el centro de la ciudad se puede disfrutar de sitios tan bonitos como la estación de San Bento. El edificio, que pasa por ser una de las obras artísticas de Oporto más importantes del Siglo XX, fue realizada por el arquitecto Marques Da Silva y el atrio del hall está revestido con veinte mil azulejos con representaciones históricas del pintor Jorge Colaço:


Cerquita de la estación, subiendo por Rua 31 de Janeiro se llega a la Plaza de Batalla, donde destaca la Iglesia de San Ildefonso. Y desde esta plaza se extiende la calle comercial más importante de Oporto, Rua Santa Catarina. Una calle que se caracteriza, entre otras cosas, por su bullicio, por su alegría, por sus comercios y confiterías. Merece la pena dar un paseo y mezclarse con la gente de Oporto para sentir su día a día.






 En esta calle, además, se encuentra la bonita Capilla de las Almas:


En una de las perpendiculares de Santa Catarina está ubicado el Mercado de Bolhao. Su exterior se caracteriza por su monumentalidad:


Y su interior se organiza en varios pisos. Están renovando algunas de las zonas que se nota que han sufrido un  mayor deterioro pero ese es, precisamente, uno de los encantos del espacio, el contraste radical entre un continente en decadencia y un contenido lleno de vitalidad:







En el centro, otro de los atractivos es el tranvía, que se ha convertido más en reclamo turístico que en auténtico medio de transporte público para los portuenses, quienes utilizan de manera más habitual el autobús o el metro. 




Actualmente hay 4 líneas en funcionamiento:

Línea 1: Passeio Alegre-Infante
Línea 18: Massarelos -Carmo
Línea 22: Circular Carmo-Batalha
Línea T: Porto Tram City Tour

El único que probé es el de la línea 1, que te lleva hasta la playa. El recorrido es muy interesante porque va al lado de la ribera y se conoce otro Oporto un poco más alejado del centro.

Para terminar con La Baixa, recorremos ahora la zona desde la Torre de los Clérigos hasta Rua Miguel Bombarda.
Subiendo desde la Plaza de la Libertad por la Rua Clérigos se llega a la Torre de los Clérigos. Tanto la iglesia como la torre son obra de Nicolau Nasoni, uno de los máximos exponentes del barroco en Oporto. Comenzó a construirse en 1754 y se concluyó en 1763, a instancia de las Hermandad de los Clérigos Pobres.
El acceso cuesta 2 euros y desde lo más alto se tienen unas vistas preciosas de la ciudad.




Muy cerca de la Torre, en la Rua Carmelitas, está la famosa Librería Lello, considerada como una de las más bellas del mundo. También es muy conocida porque fue el escenario de una de las películas de la saga de Harry Potter. 
Y un poquito más arriba llegamos a la Plaza Guilherme Gomes Fernandes. Una amplia plaza, curiosa y con encanto:



En esta plaza se ubica la Iglesia de los Carmelitas, en cuyo exterior se pueden observar los típicos azulejos blancos y azules de Oporto:



Desde la Iglesia de los Carmelitas se llega en un par de minutos a la Rua Cadofeita, otra calle comercial interesante de visitar. Una de las perpendiculares es la Rua Miguel Bombarda, en la que se ubican locales de ilustración, un centro comercial con locales y artistas portugueses y varias galerías de arte.





Para dar una vuelta por la noche, tomar algo y cenar tranquilamente, os aconsejo tres calles paralelas en las que se congregan algunos de los locales más de moda actualmente: Conde Vizela, Candido Reis y Galería de París. Están muy cerquita de la Torre de los Clérigos y la verdad es que en ellas podéis encontrar sitios muy bonitos como estos:





En Candido Reis, además, podéis encontrar por las mañana un mercadillo de antigüedades con algunos puestos interesantes.

Boavista 

Esta zona está considerada como el "nuevo" centro de Oporto. Comenzó su desarrolló en la década de los 60, tras la construcción del Puente de Arrábida.
Sin duda, uno de los lugares más emblemáticos de este barrio es la Casa de la Música, un edificio con una curiosa forma poliédrica obra del holandés Rem Koolhas:





No muy lejos de la Casa de la Música están los jardines del Palacio de Cristal, que cuentan con unas vistas inmejorables sobre la desembocadura del Duero:



Alojamiento y comida

Para dormir aconsejo uno de los muchos hoteles que hay en la zona de La Baixa, el centro histórico. Los que están ubicados cerca de la Avenida de los Aliados son perfectos porque cuentan con una ubicación privilegiada. Yo me alojé en el Hotel Pan de Azúcar, un tres estrellas sencillo pero cómodo. 
Y  para comer,  hay que probar la francesinha, un sandwich muy típico de Oporto relleno de jamón, bacon, carne y con queso gratinado en el exterior al que riegan con una salsa un poco picante:


El bacalao también es muy típico en todo Portugal, al igual que las sardinas. La cocina es bastante similar a la nuestra, por lo que se puede comer casi cualquier cosa.
 Hay restaurante al uso pero una de las cosas que me sorprendieron es que las cafetería dan también de comer. Quizá no platos muy elaborados pero sí comida sencilla por si en algún momento no se dispone de demasiado tiempo.
Y de postre, sin duda, el pastel de nata.¡Delicioso! 
En Oporto toda la repostería es fantástica y hay pastelerías casi a cada paso. 

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Por todo lo comentado y por la buena sensación que me traigo del viaje, os recomiendo sinceramente una visita con calma a Oporto, una de esas ciudades que, sin duda alguna, dejan huella.