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sábado, 25 de octubre de 2014

Descubriendo Polonia: Varsovia & Cracovia (Parte I: Varsovia)

Polonia es uno de esos países europeos poco viajados. Un destino no demasiado visitado y quizá por eso nos decantamos por él.  Teníamos pocas referencias visuales, no teníamos una idea preconcebida de lo que nos íbamos a encontrar y eso nos motivaba. Durante la preparación del viaje estuve buscando información pero evitaba, en la medida de lo posible, imágenes sobre los lugares que íbamos a visitar.
El vuelo desde Madrid dura unas 4 horas y resulta muy cómodo.
En lo que respecta a la comida, la verdad es que cuentan con una gastronomía variada y muy rica: pierogis, carnes, salchicas, sopas...todo delicioso! Además, resulta de lo más económico.
La moneda es el Zloty. Para hacer el cálculo, basta con dividir entre 4 la cantidad que os digan.

Varsovia

Llegamos a Varsovia, donde íbamos a pasar los dos primeros días del viaje. Nos alojamos en el Hotel Metropol, justo enfrente del edificio referencia de la capital polaca: el Palacio de la Cultura y la Ciencias. Todo un emblema para la ciudad y, sin duda, tal y como nos comentaron varios polacos, la construcción de la que se sienten más orgullosos.


Este palacio es el edificio más alto del país y en la ciudad funciona como referencia orientativa, ya que se puede ver desde cualquier punto.
El Hotel Metropol merece la pena porque está bien situado y porque está a 3 minutos de la estación central de trenes y si, como nosotros, queréis viajar a Cracovia, el emplazamiento es inmejorable.

El centro histórico de Varsovia fue completamente destruido a raíz del Alzamiento de Varsovia en 1944 y después de la 2ª Guerra Mundial fue reconstruido exactamente igual. Este inestimable esfuerzo fue recompensado con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.


Dar una vuelta por el casco, por su Stare Miasto (Ciudad Vieja) es una maravilla. En el mes de octubre apenas hay turistas y pasear entre los varsovianos es una gran experiencia. La tranquilidad y la historia que desprenden sus calles se transmite a quien pasea sus rincones. Esa parte de la ciudad es pequeña y se recorre fácilmente. La mayor parte es peatonal, así es que se puede caminar de manera relajada. Y es lo que aconsejo, andar sin rumbo por sus calles, descubriendo sin prisa cada una de unas esquinas, desde el Palacio Real hasta la Rynek Nowego Miasta o Plaza de la ciudad nueva.

   





Desde el Palacio Real (Plaza Zamkowy) hasta el Palacio de Wilanow, en la parte Sur de la ciudad, está otra de las rutas más típicas de Varsovia: la ruta real. Es el camino que une las dos residencias reales de la ciudad y que se ha convertido en la artería principal de Varsovia. Nosotros el recorrido lo hicimos en autobús porque la distancia es considerable. Cogimos el transporte público en la calle Nowy Swiat, una de las más concurridas de la ciudad, que cuenta con numerosos bares, comercios y restaurantes que están abiertos durante todo el día. El fin de semana es un hervidero de gente joven con mucho ambiente.
El Palacio Wilanow hay que verlo, pero no deja de ser un palacio al uso como los que nos podemos encontrar en cualquier otra ciudad:


 La parada que hay que hacer de manera obligatoria a lo largo de la ruta real es el parque Lazienki.  Merece mucho la pena dar un tranquilo paseo:




Por último y por no alargar demasiado este post, hablaré un poquito del Barrio de Praga. Este lugar de la ciudad que, hasta poco años, vivía de espaldas a la capital, está siendo revitalizado y cuenta con zonas que se han convertido en referencia. Quizá lo más curioso sea cómo conviven el pasado y el presente. Como muestra, las evidentes diferencias entre el Mercado Rózycky y la Soho Factory.
El mercado Rózycki mantiene intacta la esencia varsoviana. Es un mercado de polacos para polacos. Se trata de un mercado al aire libre que cuenta con numerosos puestos en los que se vende, sobre todo, ropa y calzado. En la actualidad hay muchos puestos cerrados pero, aún así, recomiendo darse una vuelta para conocerlo.
     

                                                            
   


Y en la otra cara de la moneda, la Soho Factory, un conjunto de locales y negocios instalados en una especie de antigua fábrica, en la que han mantenido la estructura. En este lugar puedes encontrar tiendas de artesanía, de moda polaca, estudios de diseño, el museo de Neón y, lo más destacable, a mi juicio, el Restaurante Warsawa Wschodnia. Este restaurante está abierto las 24 horas y cuenta con dos espacios bien diferenciados: un comedor al uso y otro en el que la cocina está en el medio y alrededor se sientan los comensales en una mesa cuadrada corrida que rodea toda la zona de cocina. Mientras comes o tomar una cerveza puedes ver cómo se cocinan los distintos platos que van pidiendo los clientes. Todo un espectáculo.






Por todo lo que he comentado y por todo lo que nos dejamos por visitar y conocer, podría concluir que Varsovia bien merece un viaje!