FEE REEGA
Sale al escenario con un vestido azul
y un tocado negro. Parece tan delicada...y con esa voz tan dulce. Comenta que va
a interpretar la primera canción para finalizar la prueba de sonido y que
se titula "El hombre
que fuma heroína", aunque de su boca suena herroína, con una R muy marcada
que todavía hace que te confíes más.Y cuando ya piensas que estás frente a una
cantautora indie, con una voz deliciosa (me recuerda un poco a Russian Red), y
quizá un poco especial, no sé bien explicar por qué...entonces escuchas
la letra, y vas comprendiendo su sentido, o no, pero entiendes lo que
dice...y la miras con los ojos como platos y ella continúa impasible conforme
va interpretando la canción: “el loco del pueblo toca la puerta, estornuda y da
la vuelta…el hombre que fuma heroína me quiere conocer…”. Lo canta moviendo los
pies con una bailecito rítmico un poco infantil, tierno...y termina la canción
y empieza otra como si nada hubiera pasado, explicando que la siguiente lleva
por título “Casi todos los caníbales”. Todavía asimilando el impacto del primer
tema, sientes que es como si algo no encajara, como si en ese puzzle hubiera
piezas que no venían en el paquete, y que sólo ella tiene. Y te atrapa, y
quieres más, y quieres volver a escuchar la primera para sacarle todo el jugo,
porque sientes que con una vez no basta. Y conforme avanza el concierto logras
ir entrando en su mundo poco a poco y cuando te dejas llevar, todo empieza a
encajar, a tomar forma de manera natural, e incluso fácil.
La conocí en Matadero, dentro de su
actividad de verano, Escaravox, que tiene lugar en la Plaza http://www.mataderomadrid.org/ficha/1584/terraza-matadero-2012.html
Después de verla, he leído un poco
sobre esta berlinesa afincada en Madrid desde hace un par años y he descubierto
que pertenecen a un colectivo, denominado Piovra, http://www.piovra.org/index.php/about-us,
y en esta página, la artista comenta que lo que pretende con sus creaciones es
poder expresarse valientemente sobre cualquier tema y experimentar con palabras,
idiomas y temas delicados.
Tras el concierto la he vuelto a
escuchar, claro. Logra sacarme una sonrisa con cada una de sus propuestas. Y
vuelvo a tener esa sensación de entrar en su mundo por unos minutos. Sin
preguntas, sin querer saber demasiado. Sólo disfrutando de ese momento que
comparte conmigo, dejándome envolver por el ambiente que crea, por sus
historias fascinantes y oníricas.
Pasé una gran tarde descubriendo
Matadero y a Fee. Sin duda, para volver a disfrutar de ambos en muchas
ocasiones.
Como muestra: